¿Cómo va tu concentración en el trabajo en lo que llevamos de año?

¿Te estresa tu dispersión?

No es sencillo mantener atención y la concentración en el trabajo con las condiciones actuales que rodean nuestro quehacer diario. La incertidumbre no cesa, los ritmos no desaceleran, las convocatorias de Teams se multiplican en tu agenda y la multitarea acecha sin piedad. Son amenazas constantes a nuestra efectividad.

Pero, además, el estrés y la ansiedad siguen dando índices altísimos nunca vistos en el contexto de trabajo.

La dificultad del momento es real, y urgen herramientas para que los empleados de cualquier nivel puedan gestionar la manera en que se enfrentan a este momento BANI (Frágil, Ansioso, No lineal e Incierto).

Y, en mi experiencia, mindfulness (o la práctica de la atención plena) es como un ancla en mitad del mar agitado, una herramienta para entrenar la atención y la concentración en múltiples momentos a lo largo de la jornada laboral que va a traer el beneficio de la atención, la calma y la claridad mental.

Estos beneficios conllevan otros. Por ejemplo, a nivel individual: mayor agilidad mental, mayor foco y concentración, mejor toma de decisiones, menor reactividad en las respuestas, menor dispersión. Y a nivel relacional: mejor escucha, menor juicio, menor impulsividad y mayor empatía.

Y, si seguimos tirando del hilo, estos beneficios, a su vez, alimentan otros: mayor colaboración, mejor desempeño, mayor efectividad, mayor productividad, … mejor cumplimento de objetivos. Y suma y sigue.

La trampa de la multitarea

Me encanta el debate de “Multitarea, ¿sí o no?” que siempre lanzo en mis formaciones de mindfulness en las empresas. Para algunos, gracias a la multitarea somos más efectivos porque podemos hacer más a la vez. Para otros, más acertados desde mi punto de vista y el de la neurociencia, la multitarea despista y aumenta la dificultad para mantener el foco en las tareas y, por tanto, merma la productividad.

Claro que podemos hacer varias cosas a la vez, pero cuando esto ocurre no le estamos prestación la atención plena a todas ellas para hacerlas con efectividad. Podemos hacer varias cosas a la vez si alguna de ellas no requiere de nuestra atención o la hacemos en piloto automático.

Seguramente has mantenido una reunión en el coche sin problema, ¿verdad? Te aseguro que ibas conduciendo sin atención (quizás incluso te saltaste alguna salida).

¿Has probado a escribir un correo y a la vez contestar a una persona a una cuestión importante que te está preguntando al mismo tiempo? Imposible. O lo uno, o lo otro.

Y esto ocurre porque el cerebro humano está preparado para atender a una sola cosa a la vez -insisto, solo una-, si la queremos hacer con la mayor efectividad y no estresarnos.

Así que, la multitarea, lejos de ser una muestra de eficiencia, a menudo resulta en una dispersión de la atención y una disminución de la productividad.

Y aquí es donde entra en juego mindfulness, entrenando nuestro cerebro a estar plenamente presentes en la tarea que ocupe en cada momento. La maestría en la atención plena nos permite centrarnos en lo que estamos haciendo, mejorando la calidad y eficacia de nuestro trabajo.

Mindfulness no es (solo) meditación

Muchas personas confunden meditación con mindfulness, y conviene aclarar esto punto. Ni todo tipo de meditación es mindfulness; ni mindfulness es solo sentarse a meditar.

La meditación es un conjunto de herramientas y técnicas que entrenan nuestra mente. En todas las tradiciones hay meditación, pero en cada tradición (cristiana, hinduista, zen, budista, cabalística, new age…) la meditación se realiza de una manera y tiene un propósito diferente.

Por ejemplo, en la cultura cristiana, una práctica meditativa es la oración del rosario, y ésta tiene un objetivo muy diferente a la meditación basada en mantras del yoga kundalini.

Mindfulness es un tipo de meditación muy concreto en la que se entrena la atención, estimulando el córtex prefrontal del cerebro, con impacto directo en la funcionalidad y la estructura de esta zona y la consiguiente mejora de diferentes procesos mentales.

Pero, y he aquí la diferencia con otros tipos de meditación, este entrenamiento mental y desarrollo cerebral se pueden llevar a cabo a través de ejercicios de meditación -lo que se conoce como práctica formal-… y también, aplicando la atención plena en las rutinas cotidianas -lo que se conoce como práctica informal-. Y de esto hablo ampliamente en mi libro “Oh, Mindful Day. 30 hábitos mindful para vivir en armonía” que puedes encontrar en Amazon.

Por tanto, mindfulness no es meditar, o no solo es eso; sino ser consciente de donde está tu mente en cada momento, ya sea que te encuentres respirando con tranquilidad sobre la silla de tu despacho o en una conversación con tu compañero de trabajo.

«La atención plena significa prestar atención de una manera particular: intencionadamente, en el momento presente y sin juzgar» (Jon Kabat-Zinn, pionero en mindfulness en Occidente).

Es por su impacto cerebral y por su utilidad que mindfulness es el tipo de meditación más utilizado en el entorno corporativo. Y el más adaptado a los tiempos, las condiciones y las circunstancias del día a día del trabajo.

Esto no significa que no se puedan llevar a cabo otros tipos de meditación, pero siempre teniendo en cuenta qué objetivo buscamos.

El respaldo de la neurociencia

La práctica de mindfulness ha sido objeto de más de 2500 estudios científicos desde hace más de 20 años. Ningún otro tipo de meditación ha tenido tanta dedicación por parte de los neurocientíficos de todo el mundo y de decenas de prestigiosas universidades.

Uno de los neurocientíficos que más trabajo ha dedicado al estudio del impacto de mindfulness en cuerpo y mente es Richard J. Davidson. Él explica que la atención plena puede «mejorar la regulación emocional, el enfoque y la capacidad de recuperación del estrés».

Al entrenar nuestra mente para estar plenamente presente, cultivamos habilidades cognitivas que son esenciales para enfrentar los retos del contexto laboral actual.

Mindfulness en el trabajo

La implementación de mindfulness en el trabajo debería ir más allá de mejorar la concentración de los empleados, aunque no vamos mal si empezamos por algún lado. También se ha demostrado que reduce el agotamiento, aumenta la satisfacción laboral y fomenta un clima laboral más positivo. Además, la investigación respalda que la práctica regular de mindfulness no solo beneficia la mente, sino que también tiene impactos positivos en la salud física.

Mindfulness en el trabajo no requiere dedicar horas a la práctica meditativa (como podría ocurrir con otros tipos de meditación). Pequeñas prácticas diarias, como pausas conscientes, respiraciones profundas y momentos de observación pueden marcar una gran diferencia en el desempeño y en el liderazgo.

Y esta es otra de las razones de por qué mindfulness y su práctica no solo es útil para la oficina. Lo es para todo tipo de trabajos y entornos laborales.

La clave está en cultivar la atención plena como un hábito integrado en la jornada laboral. Y esta es la parte más difícil, en base a mi experiencia de los cursos en empresas con miles de personas. Porque el día a día nos come, literalmente.

Sin embargo, hay métodos y prácticas sencillas perfectamente encajables en una agenda apretada y perfectamente replicables cada día para que se conviertan en hábito. Y, con ello, una mejora increíble a muchos niveles.

Mindfulness y bienestar

Uno de los mayores regalos que he recibido tras uno de mis cursos en una entidad bancaria fue el feedback de uno de los participantes. Venía con resistencias al curso, no tenía tiempo y menos para parar y meditar… Según él, aprender mindfulness le cambió la manera de afrontar los retos y se sentía con mayor dominio sobre las circunstancias, además de realizar las tareas en mayor atención y disfrutar de mayor bienestar en el trabajo.

Y es que el impacto de la práctica de mindfulness incluye la regulación emocional y la sensación de bienestar (calma mental). Es algo que se aprecia en unos minutos de práctica, aunque sea la primera vez que uno practica. Y es por esta capacidad de favorecer la calma y el bienestar que mindfulness está presente -¡y me alegra enormemente!- en muchos de los planes de Bienestar Organizacional que conozco para el desarrollo del Bienestar Mental-Emocional de los empleados. Pieza importante, aunque no la única, eso sí.

Si te interesa mindfulnes en el trabajo, puedes visitar mi blog en https://cristinajardon.com/blog/ y leer otros de mis artículos.

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