Ya sabemos que la incertidumbre y el cambio constante se ha instalado en nuestras vidas. Y que las condiciones y los modos de trabajo van a seguir cambiando. Sabemos también que, en la actualidad, estamos experimentado una evolución tecnológica sin precedentes.
Y, que todo esto, que sucede con tanta rapidez, está impactando en nuestra manera de trabajar y en nuestra vida. Sencillamente porque, como especie, necesitamos adaptarnos y la inmediatez del momento no lo permite con facilidad. Cada vez tenemos mayor dificultad para mantener el enfoque y la concentración, y los niveles de estrés no paran de subir.
Quizás estamos experimentando ya un cambio de mundo que se va instaurando y que solo podremos entender cuando echemos la vista atrás dentro de unas décadas.
Con estas condiciones a nuestro alrededor, encontrar el equilibrio en el trabajo es un verdadero reto. La búsqueda de la armonía se vuelve, cada vez, más desafiante pero también más crucial que nunca.
A lo largo de la última década en mis programas con líderes y sus equipos he podido constatar que ese equilibrio TRABAJO-BIENESTAR sí es posible. Antes no se llamaba bienestar, aunque se trabajaba igualmente. Y todo comenzaba por parar y reflexionar. Sí…, parar, para buscar otras maneras de trabajar más efectivas y sostenibles (con uno mismo y con el equipo).
El equilibrio perfecto ocurre cuando lo que hacemos está alineado con lo que somos y con nuestras habilidades, y el gasto energético para ello (o esfuerzo) es el correcto. Y claro, la empresa puede promover actuaciones que promuevan el equilibrio, pero, al final, cada uno somos responsables y dueños de nuestro propio bienestar.
En este artículo, te expongo algunas ideas que, por mi experiencia, favorecen el equilibrio trabajo-bienestar, facilitando que podamos dar lo mejor en el trabajo sintiéndonos bien sin llegar a fundirnos. Algunas de estas ideas tienen que ver con la autorresponsabilidad de nuestro propio bienestar. Es decir, prácticas que, a título individual, puedes integrar para la mejorar de este equilibrio trabajo-bienestar. Otras, son ideas que algunas organizaciones ya ponen en marcha para lograr este perfecto equilibrio.
Mantener el foco con mindfulness
Para muchas personas incertidumbre es sinónimo de estrés. Obviamente la sensación de incertidumbre proviene del miedo como emoción básica, y el miedo nos conecta con el estrés. De hecho, el estrés es la respuesta (física y mental) de nuestro organismo al miedo -a lo desconocido, al cambio…- unido a la percepción de que “no podemos con ello”. El organismo reacciona en modo alerta y comienzan a desencadenarse todas las reacciones bioquímicas conocidas y, como resultado, aparece el estrés tóxico.
El estrés tóxico debilita nuestra atención y nuestra capacidad de concentración: no nos deja pensar, aniquila nuestra creatividad y nos provoca reactividad emocional. ¿Cómo mantener el foco cuando estamos sometidos a alto estrés? Sencillamente, es imposible. Con un sistema nervioso alterado es más que complejo mantener el foco en las tareas diarias.
Si sigues mis publicaciones habrás leído que hablo muchísimo de la práctica de mindfulness como una de las estrategias más efectivas para entrenar la atención y mejorar en calma mental, con la consecuencia de una mejora en la toma de decisiones, la concentración y alguna otra competencia.
Claro, sería naive creer poder alcanzar los beneficios de la práctica de mindfulness sin la práctica diaria. Pero es cierto que, desde hace 11 años, vengo implantando prácticas muy adaptadas al día a día del trabajo con líderes y equipos con resultados muy favorables. Por ejemplo, tomarse pequeñas pausas durante el día para respirar profundamente y recargar energías puede marcar una gran diferencia en la capacidad para mantener el foco y la claridad mental.
Me consta que las organizaciones que se toman en serio el entrenamiento en mindfulness de sus equipos ven el impacto positivo en la mejora del desempeño y en la reducción del estrés.
Sin embargo, no es necesario esperar a que la organización ponga en marcha estas actuaciones. Cada uno, desde su compromiso y práctica individual, puede favorecer su equilibrio trabajo-bienestar apoyándose en la práctica de la atención plena.
Flexibilidad y autonomía laboral
Seguro que has escuchado el nuevo debate que está sobre la mesa: la vuelta a la presencialidad.
Pienso que este nuevo contexto que se nos plantea es un factor importante a tener en cuenta en las estrategias de bienestar.
¿Trabajo en remoto o trabajo presencial? ¿En qué porcentaje? ¿Para todos igual?
Quizás el error esté en tomar una única medida para todos por igual. De ahí que hablar de flexibilidad adquiera un valor fundamental en las organizaciones por su impacto en el equilibrio trabajo-bienestar.
Las organizaciones (¡y los líderes!) pueden fomentar este equilibrio trabajo-bienestar al ofrecer opciones flexibles de horarios laborales, permitiendo el trabajo remoto cuando sea posible, otorgando que los empleados tengan autonomía para gestionar su tiempo y tareas, y promoviendo una cultura de apoyo y confianza.
El fichaje, estresa. Tener que pedir permiso o justificar una ausencia, estresa, más aún cuando el jefe es controlador.
Cuando otorgamos espacio y libertad a los empleados, confiando en su buen hacer, se reduce el estrés y se fomenta un mayor sentido de propósito y de bienestar en el trabajo. El empleado encuentra un equilibrio entre el trabajo y la gestión de su vida privada.
Claro, … esto implica que el empleado, a su vez, tenga honestidad y compromiso.
Entrenar en Inteligencia Emocional
En las últimas semanas he escuchado en varios encuentros empresariales la necesidad imperante de entrenar a líderes y equipos en Inteligencia Emocional.
Por suerte he tenido la oportunidad de entrenar en competencias emocionales a miles de personas en la última década. Así que, no es algo nuevo hablar de Inteligencia Emocional, pero sí urgente y prioritario en este momento.
La inteligencia emocional no solo facilita el conocimiento a cada persona sobre sus propios procesos internos (pensamientos, emociones, comportamientos, impulsos…) desarrollando una sabiduría interior muy práctica, sino que aporta gran cantidad de habilidades, recursos y herramientas para actuar en el día a día con equilibrio y bienestar, tanto en el trabajo individual como en las interacciones con otras personas y el logro de objetivos conjunto.
Necesitaría un artículo completo para hablar de esta super-poderosa capacidad, aunque sí señalo por experiencia que los equipos entrenados en Inteligencia Emocional son capaces de enfrentar la incertidumbre y los retos del momento actual con mirada optimista, buscando oportunidades de crecimiento individual y grupal, aportando lo mejor a la vez que mantienen su equilibrio personal.
Hoy por hoy, una Inteligencia Emocional entrenada asegura el perfecto equilibrio trabajo-bienestar.
Cultura de conexión y apoyo
Cuando por incertidumbre -o miedo, porque es casi lo mismo- el ambiente está enrarecido, aparecen tensiones en los equipos. Bien por desconfianza o por querer “salvar el tipo”, las relaciones cambian, los egos se muestran sin pudor y las luchas no facilitan el trabajo. Y así no hay quien pueda trabajar y dar lo mejor de sí.
Si alguna vez has tenido que vivir algo parecido, sabrás lo que esto desgasta.
Ya sea a nivel personal o profesional, las malas relaciones rompen el bienestar. Por eso, fomentar una cultura en la que se premie la conexión y el apoyo es de vital importancia. La colaboración y la “camaradería” ayudan a reducir el estrés y mejorar el bienestar emocional en el trabajo.
Por ejemplo, en algunas organizaciones se hace verdadero hincapié en organizar actividades sociales, establecer programas de mentoría y ofrecer oportunidades para que los empleados se reúnan y compartan experiencias, porque esto fortalece las relaciones positivas y constructivas.
También genera conexión y apoyo una cultura de agradecimiento y aprecio mutuo. O el liderazgo basado en crear espacios de seguridad psicológica, donde las contribuciones de cada individuo son valoradas.
Crear un ambiente de trabajo más positivo y solidario es otro pilar para el equilibrio trabajo-bienestar.
Salud mental y cuidado al empleado
Según los estudios, dedicamos más de 88.000 horas de promedio al trabajo a lo largo de nuestra vida y, si lo hacemos cultivando la armonía mental, habrá merecido la pena.
Nunca antes habíamos tenido a nuestro alcance tantas actuaciones para promover la salud mental en el trabajo y, por tanto, favorecer el equilibrio trabajo-bienestar. Además, teniendo en cuenta que salario y bienestar se encuentran hoy al mismo nivel de preferencias a hora de buscar un empleo, está claro que cualquier actuación que promueva la salud mental va a ser muy bien acogida y pueda ser, incluso, un factor decisivo para que el talento elija permanecer en la empresa a largo plazo.
Hoy hablar de salud mental ya no está estigmatizado y cada vez con mayor éxito se promueven culturas de apertura y empatía, donde se habla sobre la salud mental con naturalidad. Los programas de salud o bienestar 360º que incluyan beneficios como acceso a servicios de salud mental o terapia 24 horas, actividades individuales y de grupo, actuaciones de apoyo a la salud mental, acceso a aplicaciones de bienestar mental… son recursos que favorecen el equilibrio trabajo-bienestar y aumentan la lealtad y el compromiso del empleado con la organización.
Cuando el empleado encuentra en su organización actuaciones para la mejora de su salud integral y se siente cuidado, es capaz de desarrollar mayor autorresponsabilidad para empoderarse hacia su equilibrio trabajo-bienestar,
Descanso y recuperación
¿Sabías que el descanso, la desconexión digital y el sueño de calidad son algunas de las nuevas necesidades de tu equipo?
Cada vez son más las organizaciones que piden programas de entrenamiento en estas áreas. Pero ojo…, porque no todo se soluciona entrenando a los empleados en cómo dormir mejor.
El descanso es un pilar fundamental del equilibrio trabajo-bienestar. Necesitamos descansar para poder recuperarnos y seguir dando altos niveles de desempeño. Sin descanso no hay rendimiento posible.
Promover el descanso en la jornada de trabajo implica diseñar espacios confortables y acogedores donde los empleados puedan relajarse y recargar energías. Por ejemplo, un gimnasio, una sala de yoga, una sala de pilates, zona de sofás de relax, zonas verdes para pasear… Ahora bien, los espacios de descanso sin facilitar tiempos para ese descanso carecen de funcionalidad. Estoy cansada de ver salas estupendas a las que nadie va por falta de tiempo.
Por eso es importante (y va unido a la flexibilidad) fomentar la toma de descansos regulares durante el día para evitar la fatiga.
Por otro lado, la promoción del descanso dentro de la jornada debe acompañarse de medidas que fomenten el descanso y la desconexión fuera del trabajo. Algunas organizaciones ya tienen establecido, por ejemplo, evitar enviar comunicaciones en un intervalo horario.
Favorecer el descanso es otro pilar para el equilibrio trabajo-bienestar.
Acompañar al crecimiento personal
Siento que el desarrollo profesional va de la mano del acompañamiento personal. Y que cuando apoyamos ambos en el contexto de trabajo logramos que las personas se encuentren en bienestar y alcancen su mejor versión, con lo que esto significa para la organización. Especialmente si hablamos de los líderes.
El acompañamiento para el equilibrio y el bienestar, individualizado o en grupo, está de moda. Cada vez se le dedica más tiempo al entrenamiento en regulación emocional (mindfulness y otros) dentro de los procesos de coaching ejecutivo.
Será porque el crecimiento profesional y personal no solo enriquecen la vida de los empleados, sino que también fortalecen su compromiso y lealtad hacia la organización.
Liderazgo humano
Si hay algo que puede determinar (y aniquilar) el equilibrio trabajo-bienestar es el estilo de liderazgo.
A diferencia de otros estilos de liderazgo, el liderazgo humano acompaña en el bienestar desde los comportamientos observables del líder. O así debería ser.
La formación de los líderes debería en cualquier estrategia de bienestar que pongamos en marcha. Pero no siempre es así: ni se forma a los líderes para que dirijan desde la perspectiva del bienestar, ni se les acompaña a que desarrollen su propio equilibrio trabajo-bienestar.
Un líder que no emplea tiempo en su propio bienestar difícilmente va a entender, promover, facilitar y animar a su equipo hacia el bienestar o el perfecto equilibrio con el trabajo. Al contrario.
Por tanto, los líderes son uno de los grupos “diana” por los que empezar a promover el equilibrio trabajo-bienestar.
Creo que el trabajo ya no es ese lugar al que uno va a producir mientras vuelve a casa a descansar y a hacer lo que le gusta. Además de la ayuda para pagar las facturas, el trabajo es una fuente de inspiración, de relaciones y de motivación personal. Y cada vez lo es más…, y así lo ven las nuevas generaciones.
Trabajar para vivir, sí, … pero también trabajar disfrutando para poder aportar lo mejor y crecer como personas.
Por ello creo importante cuidar el equilibrio entre trabajo y bienestar. Es importante saber dar lo mejor en lo que cada uno hace a la vez que cuidamos el gasto energético que ello implica, favoreciendo el equilibrio -totalmente posible y alcanzable- entre trabajo y sentirse bien… en armonía, en bienestar.
¿Añadirías algún otro factor clave para facilitar el equilibrio trabajo-bienestar? ¿Cuáles pone en marcha tu Organización?
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