Si hay un momento complejo del año en el entorno de trabajo, es éste: el final del año.

Un gran porcentaje de personas trabajadoras en el mundo occidental mira las últimas semanas del año como si fuese a acabarse el mundo. Pretendemos cerrar todos los proyectos, vender todo lo posible, tener aún más reuniones estratégicas en unas solas semanas, como si el día 31 nos fuésemos a desintegrar y lo que no hayamos realizado con antelación no podremos hacerlo. Y luego, llega el día 2 de enero y te das cuenta de que la vida sigue y, con ella, otra vez el ritmo frenético.

Sin embargo, la angustia percibida por el cierre del año es muy perjudicial para la salud, a todos los niveles. Llegamos al fin del año sí, pero con la lengua fuera, más irritables de lo normal, sin dormir lo suficiente y abusando de sustancias que, no solo no facilitan, sino que nos dejan aún más KO.

Llegar al final del año puede ser un gran reto físico y emocional debido a la acumulación de tareas, el cierre de proyectos y también la planificación de las celebraciones. ¡Esto también nos estresa! Aunque no sea de trabajo implica bastante esfuerzo mental.

A estas alturas del año, quien haya sido capaz de priorizar su salud y lo haya integrado como un hábito esencial desde hace meses, estará apoyándose en cualquiera de las prácticas posibles para no sucumbir (deporte, práctica meditativa, descansos, etc.). Pero me temo que, de nuevo, un altísimo porcentaje que no cuenta con estos hábitos saludables integrados, lo estará pasando mal y lo pasará aún peor en unas semanas.

¿Estamos a tiempo de poder hacer algo?

Siempre lo estamos. Por eso te propongo 3 ideas rescue para que comiences a aplicar ya y llegues al fin del 2024 con mayor bienestar. O, al menos, sin perder la salud. Son medidas muy básicas, casi casi de supervivencia, pero de gran impacto.

El objetivo es fortalecer el bienestar físico, que es lo que nos interesa en este momento.

  1. Mejora tu sueño y tu alimentación

Dormir mal y no descansar lo suficiente disminuyen tu concentración y tu rendimiento. Además, te llevan a una mayor irritabilidad y son fuente de enfermedad física y mental.

Por otro lado, una alimentación pobre basada en cómoda rápida, azúcares, fritos, bocatas y procesados -que es justo de lo que abusamos cuando tenemos poco tiempo y mucho trabajo- trae dificultades para la digestión y esto, a su vez, impacta de lleno en el funcionamiento de tu mente: más pesadez, más fatiga, menos rendimiento.

Algunos ejemplos:

– Tómate en serio lo de dormir entre 7-8 horas para resetear tu cuerpo y tu mente. Eso significa que quizás tengas que irte antes a dormir y posponer la serie de TV que tanto te gusta.

Si últimamente te cuesta conciliar el sueño, puedes ayudarte de alguna infusión, aceite esencial o todo tipo de productos naturales que encontrarás en farmacias.

– Tómate muy en serio lo de fuera pantallas 1 hora antes de dormir. Nada de irte a la cama con el móvil. De hecho, una práctica muy saludable es dejarlo alejado de la cama.

– Si te despiertas en mitad de la noche, opta por un audio de meditación más que por entrar a revisar tus RRSS.

– Ayúdate de cenas ligeras. Un nutricionista te dirá qué comer, sano, rico y favorecedor del descanso.

– Y durante el día en el trabajo, cuida tu alimento, tanto el alimento físico como el mental.

  1. Muévete más

– “Hace tiempo que no te veo en el gym”.

– “Ufff…, es que estoy hasta arriba. Esta semana no he ido. No he sacado un rato y, según tengo la agenda, no sé cuándo podré ir”.

¿Te suena?

Es un error muy frecuente abandonar el ejercicio cuando tenemos mucho lío en el trabajo, dando prioridad a las tareas y postergando la actividad física.

A la actividad física no hay que sacarla un hueco en la agenda: debe ser una prioridad. Porque cuando mueves el cuerpo, mueves la mente. Con la actividad física favorecemos el metabolismo, descargamos tensión, aportamos mayor oxígeno a las células y nos recarga psicológicamente.

Quizás no podamos disfrutar de largas horas haciendo deporte y tengamos que reducir los tiempos si tenemos más actividad laboral, pero nunca saltárnoslo.

Incorporar la actividad física o el movimiento como una prioridad para tu salud significa dedicarle tiempo en cualquier momento y lugar, no solo los fines de semana. También en el trabajo, y según tus funciones, podrás adaptar ciertas prácticas a tus tiempos.

Algunos ejemplos:

–       Si eres de las personas que pasan muchas horas sentada, trata de levantarte más a menudo y hacer algunos estiramientos.

–       ¿Tienes la posibilidad de salir a algún espacio natural de tu trabajo o algún parque cercano? Un paseo corto en el rato de la comida puede ser suficiente para oxigenarte.

–       Si en tu empresa contáis con gimnasio (o hay alguno cerca) tal vez puedas proponerte, al menos hasta fin de año, una visita diaria.

–       Aprovecha los desplazamientos que tengas que hacer para hacerlos caminando (si es posible). Una coachee me comentaba que había implementado esta simple práctica de caminar de una oficina a otra y que empezaba a notar mayor vitalidad física y mejor humor.

  1. Date un respiro

Y me refiero a dos asuntos: por un lado, a que te concedas más pausas; y por otro, a que le concedas mayor calidad a tu respiración.

“¿Cómo sabes que estás respirando en este momento? ¿En qué lo notas? ¿Y dónde?”.

Éstas son preguntas habituales que hago en mis programas de mindfulness para tomar consciencia de la respiración y de la calidad de la respiración.

La respiración, esa herramienta maravillosa que nos acompaña silenciosamente, no solo es nuestra fuente de vida, sino que es un refugio al que podemos ir para encontrar la calma. Y aunque no reparamos en ella, aunque ni nos damos cuenta de que está ahí, es obvio que realiza una función muy importante.

Hay muchos métodos para lograr hacerse más consciente de la respiración y utilizarla como aliada para rebajar la intensidad del sistema nervioso y otros muchos beneficios. Los ejercicios de pranayama, por ejemplo, son una práctica excelente. Particularmente utilizo varias técnicas y son muy efectivas.

También la práctica de mindfulness centrada en la respiración nos va a ayudar a mejorar la calidad de la respiración y lograr mayor bienestar físico y mental. Breathwork es otra herramienta está ahora de moda y causa furor entre las celebrities.

En definitiva: utilizar la respiración de manera consciente y guiada para lograr mayor bienestar.

Y en cuanto a las pausas…, el estrés que se vive en las últimas semanas del año, acumulado quizás a todo lo que venimos arrastrando, disminuye la capacidad de concentración y foco, disminuye la claridad mental y la toma de decisiones, y aumenta la irritabilidad. Por eso, es importante que puedas introducir pequeños rituales diarios que te permitan desconectar y recargar tu batería a lo largo de la jornada. Y todo comienza por permitirte parar.

En mis programas vemos que cualquier jornada laboral tiene pausas naturales que podemos aprovechar para descansar, movernos, e, incluso, hacer pequeñas prácticas de mindfulness (si es que lo tienes integrado). Los cambios de actividad, el momento del café, el cierre de una reunión, la hora de la comida o el cierre de la jornada son algunos de esos momentos de pausas naturales.

Pero, además, uno puede organizarse otras pausas al largo de la jornada. Basta con ponernos una alerta que nos recuerde que hay que parar y atenderla, por supuesto. Y esto significad compromiso con tu salud. Algunas personas que han trabajado esto conmigo se ponen nombres divertidos a sus alertas: “PAUSA SAGRADA”, “PARA, COLEGA”, “MOMENTO PARA RESPIRAR PROFUNDO”. Crea las tuyas.

Hay momentos en los que las circunstancias que rodean al trabajo no son las más favorables. Sin embargo, es responsabilidad de cada uno poder adoptar ciertas prácticas sencillas de autocuidado -en este caso físico- para mantener la salud. Hablamos de hábitos sencillos que nos van a ayudar a estar bien y que podamos disfrutar de las merecidas vacaciones con salud.