Hace 11 años impartía mi primer taller de mindfulness para directivos en una empresa y, te aseguro que no estaba tan popularmente aceptado como lo está hoy. Me salvaba que contaba con titulación americana para realizar esta cuestión y ya sabemos que lo que viene de fuera se mira con otros ojos.

Las cosas han ido cambiando y, en la actualidad, mindfulness es una de las herramientas más demandadas por equipos y líderes para entrenar foco y atención, reducir el estrés, mejorar las relaciones del equipo y fortalecer propósito. Forma parte de cualquier iniciativa o estrategia de Salud y Bienestar, y algunas empresas cuentan ya con especialistas entre sus plantillas formados para impartir mindfulness incompany.

Uno de los programas pioneros que incluían mindfulness en su contenido es el programa Search Inside Yourself (SIY). SIY fue creado en Google (California) en 2007 de la mano del ingeniero Chade-Meng Tan como programa interno para sus colegas. Nació como programa experiencial de entrenamiento en Inteligencia Emocional y Liderazgo, e incluía mindfulness como competencia incluida en la Inteligencia Emocional.

Los resultados acerca del impacto de este programa fueron tan sorprendentes que años más tarde, en 2012, se creó el SIY Leadership Institute para desarrollar el programa por cualquier organización de todo el mundo. Se creó un itinerario formativo de teachers internacionales y tuve la suerte de ser una de las profesionales que obtuvo la certificación internacional -y la primera mujer en España- para implantar el programa por las organizaciones del mundo.

En la actualidad con SIY hemos llegado a más 30 países y a cientos de organizaciones de todos los sectores facilitando que miles de empleados hayan logrado mejoras en su forma de trabajar y en su bienestar en el trabajo, aumentando los niveles de rendimiento, atención, calma, escucha, trabajo en equipo y liderazgo. Y para lograr todos estos beneficios nos apoyamos, sin duda, en la práctica de mindfulness junto con otras herramientas.

 

The Mindful Revolution. Finding peace in a stressed-out, digitally dependent culture may just be a matter of thinking differently

Este titular, de febrero de 2014 en la revista Time nos ponía a la pista de la revolución que se venía con mindfulness en los contextos de trabajo. En el artículo se daban las claves de lo que mindfulness podía aportar en la oficina, para trabajadores de todos los niveles, managers y líderes. Se daban datos de impacto, empresas que lo estaban implantando con resultados impactantes, nombres de magnates que ya tenían su propio coach de mindfulness -congresistas, banqueros, CEO´s..-… Ese artículo fue el inicio del boom de mindfulness en las organizaciones.

Y a los pocos meses del artículo, corrían otros similares en la prensa española. En 2015 mindfulness ya era una realidad en las empresas más innovadoras de nuestro país.

Por qué y para qué mindfulness en la empresa

El por qué quizás esté claro. Los datos actuales son alarmantes. En los últimos años somos testigos de titulares como éste:

 

“La salud mental, principal amenaza para ‘la gran dimisión española’: el 32% los trabajadores que se plantea dejar su puesto este 2022 la menciona como primer motivo”

Y datos como:

  • Un 23% de los trabajadores españoles se planteó en 2021 dejar su puesto de trabajo, y un 27% se plantea hacerlo en este 2022
  • La población activa en general, además de dar prioridad a la salud mental (27%), valora otros aspectos como las condiciones económicas (24%) y, en tercer lugar, la salud física (20%)

Una de las aplicaciones que se le da a mindfulness en la empresa es la reducción del estrés y la mejora del bienestar emocional y salud mental. Hemos visto que iniciativas de varias semanas de duración en las que el trabajador se compromete en su práctica diaria reducen el estrés entre un 5-10%. Así que éste quizás sea uno de los beneficios más reconocidos a la práctica formal de mindfulness en la oficina y en otros contextos (salud, educación).

No valen las fórmulas magistrales de ofrecer un taller de mindfulness o una sesión de 2 horas y esperar que toda la plantilla mejore, ipso facto. Como cualquier entrenamiento, mindfulness en la oficina requiere de unos tiempos, unas formas y una práctica continuada. Así que busquemos coherencia.

Aunque lo más llamativo que me encuentro cuando analizamos datos en los programas de empresa es que el impacto no solo afecta a la reducción del estrés, sino a la mejoría en otras competencias que están estrechamente ligadas a la manera de trabajar, de relacionarse en el trabajo y en su bienestar general. El foco y la atención, la creatividad, el compromiso, la colaboración, al escucha, las relaciones, el propósito y la comunicación son otras habilidades que mejoran con la práctica de mindfulness.

Adaptar la práctica a la oficina

Los tiempos en la oficina son muy limitados para prácticas largas. Quizás por esa razón, protocolos de mindfulness que exigen tiempos de 30-45 minutos para las prácticas no funcionan. Se necesitan ideas y soluciones para momentos muy concretos, como el inicio o el fin de la jornada, el inicio de las reuniones, momentos de conversaciones difíciles, etc. Y esta necesidad de adaptación la he visto aún más clara cuando he acompañado a algún Directivo. Sus tiempos son aún más reducidos y hay que buscar su propia manera de práctica de mindfulness, al menos inicialmente.

Así que si queremos efectividad en las iniciativas de mindfulness en el entorno de trabajo debemos adaptar las prácticas a los tiempos de los que se dispone y facilitar la incorporación de mindfulness en el día a día del trabajo. Y para mí, aquí está la clave: incorporar. A las agendas no les caben muchas cosas más.

En cuanto a las prácticas formales de mindfulness, existen momentos y pausas naturales durante la jornada para poder parar y sentarse a meditar unos minutos. Por ejemplo, al inicio de la jornada, porque favorecerá la atención y la calma para lo que venga y ayudará a establecer una intención a esa jornada. O al final de la jornada -con más motivo si se está haciendo teletrabajo- para cerrar el día y abrir espacio consciente a la familia, al cuidado personal o al tiempo libre.

Por otro lado, teniendo en cuenta que mindfulness no es sentarse a meditar… la jornada de trabajo -ya sea en casa o en la oficina- ofrece innumerables momentos para la práctica de la atención y la calma mental. Por ejemplo, un minuto de práctica en silencio al inicio de una reunión. Esta mini-práctica la he entrenado con equipos de varias multinacionales y me reportan mayor foco y claridad, y una reducción de la duración de las reuniones (porque ya no pierden tanto tiempo en lo que no es propio de la reunión).

Algunos managers la utilizan con sus equipos, otros lo hacen de manera individual invitando voluntariamente al que quiera unirse… Y lo cierto es que, lo que al principio se ve como wierd, poco a poco se va convirtiendo en una práctica habitual donde cada cual va adoptando su minuto antes de comenzar la reunión de manera enfocada y presente.

 

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