Te confieso que me gusta mucho hablar de Inteligencia Emocional, y más aún dar algunas pautas para aplicarla al día a día del trabajo y que puedas lograr un mayor bienestar y un mejor desempeño.  En un entorno donde las habilidades técnicas y el conocimiento son fundamentales, a menudo olvidamos el papel crucial que desempeñan nuestras emociones y su correcta gestión en nuestro éxito profesional. Sin embargo, cada vez más estudios demuestran que la inteligencia emocional es un factor determinante para el autoliderazgo y el liderazgo efectivo, la toma de decisiones acertadas y el manejo de situaciones desafiantes en el trabajo.

Llevo 12 años trabajando con líderes y equipos en el entrenamiento de su Inteligencia Emocional, y lo que antes era difícil de explicar en cuanto a beneficios a nivel individual y grupal de esta maravillosa capacidad, hoy veo con alegría que aquellas personas que han invertido en su EQ presentan niveles elevados de adaptabilidad al cambio, resiliencia, engagement, crecimiento (personal y profesional) y desarrollo de equipo.

Quizás no sea la panacea, pero en mi propia experiencia, contar con una Inteligencia Emocional desarrollada te da recursos y herramientas para manejarte en tus circunstancias con sabiduría. Por eso mi marca es INNER WISDOM (sabiduría interior), porque a través del entrenamiento de la Inteligencia Emocional he visto en muchas personas cómo se despertaba esa sabiduría interna que actuaba como timón en sus vidas.

Puede que te preguntes: ¿qué es exactamente la inteligencia emocional y por qué es tan importante en el entorno laboral? Bueno, permíteme explicártelo de manera clara y resumida.

Inteligencia Emocional se refiere a nuestra capacidad para reconocer, comprender y manejar nuestras propias emociones, sentimientos y comportamientos, así como los de los demás. En el contexto laboral, implica saber gestionar el estrés, mantener la calma bajo presión, comunicarse de manera efectiva, inspirar y motivar a los demás, y resolver conflictos de forma constructiva…, entre otros.

Lo cierto es que, con el ritmo desenfrenado que llevamos en le trabajo, no es sencillo pararse a analizarse, percibirse, observarse y entrenar la inteligencia emocional. Tal vez algún programa de entrenamiento podría ser el punto de partida. Sin embargo, cada día en el trabajo se nos presentan cientos de posibilidades y escenarios para seguir entrenando nuestra IE: al inicio de la jornada, en las reuniones de equipo, preparando un proyecto, en la conversación con clientes y colaboradores… incluso antes de entrar a trabajar.

En mis formaciones siempre digo que el entrenamiento de la Inteligencia Emocional tiene un condicionante importante que uno debe tener en cuenta antes de adentrarse en este maravilloso mundo: es un camino sin retorno. Cuando comienzas a aprender a observarte, a darte cuenta y a desarrollar otra mirada hacia ti, hacia los demás y hacia lo que te rodea, es difícil dejar de ver. Poco a poco se desarrolla una actitud emocionalmente inteligente de la que es difícil deshacerse.

En los diferentes modelos de autores a nivel internacional, parece que existe cierto consenso entre las competencias emocionales que forman la inteligencia emocional y el orden que se debe llevar para su entrenamiento. Las competencias, a su vez, engloban varias habilidades entrenables. De tal modo que, habilidad tras habilidad, y competencia tras competencia estaríamos desarrollando nuestra Inteligencia Emocional.

El orden lógico y coherente es que comiences tu entrenamiento por las competencias -intra (para lograr mejor relación contigo), después pases a las competencias -inter (para lograr mejores relaciones con los demás) y termines con las competencias -extra (para lograr mejor relación con lo que te rodea, circunstancias y el mundo).

Pero no pretendo exponer una clase magistral de IE, sino darte ideas para que puedas fortalecer tu Inteligencia Emocional en el Trabajo. Ahí está la clave para mí, en pasar de la teoría a poder integrar otras maneras de hacer, estar y ser.

Vamos allá:

  1. CONÓCETE A TI mismo. El primer paso para desarrollar tu inteligencia emocional es tomar consciencia de tus propias emociones y cómo afectan a tus pensamientos y acciones, y viceversa. Es importante que identifiques las diferentes emociones en ti, que sepas ponerle nombre y que, incluso, las reconozcas en tu cuerpo. Realiza un autoanálisis honesto y reflexiona sobre tus fortalezas y áreas de mejora en términos de emociones y pensamientos. ¿Identificas qué emoción(es) son más comunes en ti? ¿Con qué emociones llegas al trabajo? ¿Y con cuáles sales al terminar la jornada?

Mindfulness podrá ser un aliado para ayudarte con tu toma de consciencia.

Acción: Te propongo que, en la próxima reunión, pongas el foco unos instantes en tus emociones e identifiques cuales están presentes en ti.

  1. PRACTICA la autogestión emocional. ¿Te cuesta dominar tus emociones en situaciones tensas? Una vez que comprendas tus propias emociones, es fundamental aprender a gestionarlas de manera efectiva. Expresa tu sentir y desarrolla estrategias para reducir el estrés, la tensión, el miedo… o cualquier otro estado mental que te limite. Cultiva la paciencia y la resiliencia ante los contratiempos. Practica técnicas de autorregulación, como el control de la respiración, la meditación o el ejercicio físico, para mantener un estado de calma y serenidad en situaciones difíciles. Recuerda que el manejo adecuado de tus emociones te permitirá tomar decisiones más objetivas y mantener relaciones más saludables en el entorno laboral.

Acción: Te propongo que, la próxima vez que notes que te estás enfadando y que tu cuerpo se tensa, hagas al menos 3 respiraciones profundas antes de dejarte llevar por la explosión emocional.

 

  1. BUSCA oportunidades de desarrollo y crecimiento en el trabajo. Indaga en tus talentos y valores y trata de involucrarte en proyectos que tengan sentido y significado para ti. No dejes de aprender, quizás con cursos, talleres, programas de desarrollo o mentores para seguir desarrollándote.

Acción: Te propongo que busques en tu Organización si existe algún tipo de actividad, más allá de tus funciones, que te ayude con tu crecimiento personal y que sean motivadoras para ti. Quizás voluntariado, grupos de emprendimiento social, grupos de deporte y ocio…

Estas 3 competencias pertenecen a la dimensión -intra. Son tu inteligencia intrapersonal, y su entrenamiento te aportarán una mejor relación contigo mismo.

Cuando adquieres cierto domino en estas competencias, entonces, ya sí tienes más herramientas para mejorar las relaciones con los demás.

¿Seguimos con la inteligencia interpersonal?

  1. DESARROLLA tu empatía. La empatía es la capacidad de ponerse en el lugar de los demás y comprender sus emociones y perspectivas. Practicar la empatía te permitirá construir relaciones más sólidas con tus colegas y clientes, fomentando un ambiente de trabajo positivo y colaborativo. Empieza por escuchar mejor y sin interrumpir, muestra interés genuino por los demás y valora sus opiniones. Ponte “en los zapatos del otro” para entenderle y sentirle, pero no te olvides de volver a tus zapatos para tomar decisiones, de otro modo no estarías ejercitando tu empatía.

Acción: Te propongo que, en la siguiente conversación con un colaborador practiques escuchar sin prisas, sin querer interrumpir, con la intención de querer entender y poder sentir lo que el otro siente.

 

  1. MEJORA tu comunicación emocional. La comunicación efectiva es clave en cualquier entorno laboral. Aprende a expresar tus emociones de manera clara y asertiva, evitando la agresividad o la pasividad. Escucha atentamente a los demás y sé consciente de tus gestos y lenguaje corporal. Utiliza el humor de manera adecuada para aliviar la tensión y crear un ambiente más ameno.

Acción: Te propongo que, en tus próximas reuniones de equipo, intervengas más, que expongas tu punto de vista y tus opiniones en contra desde la tranquilidad.

 

  1. CULTIVA las relaciones positivas. Las relaciones laborales saludables y positivas son fundamentales para desarrollar tu inteligencia emocional. Establece conexiones significativas con tus colegas, jefes y subordinados, fomentando la confianza, el respeto y la colaboración. Reconoce los logros de los demás. Pide ayuda cuando lo necesites. Estate atento a las necesidades de tus compañeros y ofrece tu ayuda. Un ambiente de trabajo positivo y de apoyo contribuye enormemente al bienestar emocional y al rendimiento laboral.

Acción: Te propongo que, en tu próxima reunión con el equipo, puedas reconocer talentos y habilidades en los demás.

 

  1. APRENDE con las situaciones difíciles. En el trabajo, inevitablemente nos enfrentamos a desafíos y conflictos. En lugar de evitarlos o dejarte arrastrar por la frustración, utiliza estas situaciones como oportunidades para crecer y desarrollar tu resiliencia. Reflexiona sobre las lecciones aprendidas, identifica las emociones que surgieron y busca formas constructivas de resolver los problemas. Recuerda que cada obstáculo es una oportunidad para fortalecerte y mejorar tus habilidades emocionales.

Acción: Te propongo que, la próxima vez que vivas un desafío, frustración o -incluso- una crisis, tras acoger las emociones le des un espacio a la reflexión para entrenar tu mentalidad de crecimiento: ¿qué he aprendido en positivo de esta situación difícil?

 

  1. INSPIRA con el ejemplo. Un buen liderazgo no viene determinado por un rol ni por el número de personas a tu cargo, sino por la capacidad para influenciar en positivo, impactar e inspirar. Un líder emocionalmente inteligente, humano, compasivo y al servicio… sabe gestionarse y gestionar, brilla y hacer brillar.

Acción: Te propongo tengas presente en ti la intención de inspirar en positivo.

La inteligencia emocional es un elemento fundamental en el éxito laboral. Hace más de 10 años que soy testigo de ello con líderes y equipos. Desarrollarla te permitirá gestionar de manera eficaz las situaciones difíciles, mejorar tus relaciones interpersonales y potenciar tu bienestar en el trabajo. Recuerda que no se trata de controlar tus emociones, sino de comprenderlas, aceptarlas y utilizarlas de manera constructiva. ¡No subestimes el poder de la inteligencia emocional en tu desempeño!

Cristina Jardón es Experta en Inteligencia Emocional aplicada a las Organizaciones y Bienestar Corporativo. Dirige el programa Certificación en Bienestar Organizacional de Sagardoy Business & Law School.