Si algo determinó mi salida en el último trabajo que tuve por cuenta ajena fue el aspecto financiero. Mi relación con mis superiores y mis colegas era fantástica. Me sentía valorada y escuchada. Me dejaban idear y se ponían en marcha la mayoría de mis propuestas. Se me daba la libertad de decidir. Había crecido hasta un tope que parecía óptimo… Sin embargo, a pesar de los ciertos beneficios sociales con los que contaba, mi remuneración no correspondía a mi trabajo ni a mi implicación. Y, lo peor, estaba en desventaja objetiva con otros colegas en puestos similares. No se me contemplaban los mismos complementos ni se me daba la oportunidad de negociar desde Administración (que no RRHH).

Honestamente, me sentía engañada.

Además, mi situación familiar cambió y me vi sumida en dificultades para afrontar los gastos y seguir adelante con soltura. Esa situación especial tampoco se tuvo en cuenta, ni el estrés que todo aquello provocaba en mí: la rabia por la injusticia de la desigualdad y la frustración por no poder negociar.

Así que ese malestar -y los múltiples intentos de cambiar la situación- provocó que diera el salto a la cuenta propia y a iniciar mi carrera como independiente y de poder unirme libremente a los proyectos en los que decidía estar, valorada y coherentemente bien pagada. Cosa, que me ayudó a dar un salto en mi desarrollo personal.

De aquello hace casi 10 años, pero me dejó tal huella en mí como para pensar que las Organizaciones tienen un gran reto por delante con el Bienestar Financiero.

Definamos

El Bienestar Financiero se refiere a la salud y estabilidad económica de las personas, tanto a nivel individual como en el contexto de una Organización. No se trata solo de tener dinero, sino de tener el control, la confianza y la seguridad necesarios para tener una calidad de vida. En el contexto laboral, cuando los empleados se sienten seguros y en control de sus finanzas, se crea un entorno propicio de bienestar para el éxito individual y colectivo.

 

Pero, ¿por qué es tan importante el bienestar financiero en las organizaciones? Porque, sin duda, tiene un impacto directo en la productividad, el compromiso y la satisfacción de los empleados.

La preocupación constante por problemas económicos genera distracción y estrés, lo que afecta negativamente al desempeño. Mientras que, cuando tus colaboradores no se ven abrumados por deudas o incertidumbre financiera, pueden enfocarse en su trabajo de manera más efectiva y generar resultados excepcionales.

Mi estrés derivado de mi situación económica de los últimos meses en aquel trabajo, no me dejaban dar el 100% de mi potencial. Sencillamente, no podía trabajar al mismo ritmo ni con la misma ilusión que años atrás. Mi responsable lo sabía,… y en RRHH sabían que me marcharía. Quizás por eso no quisieron pactar.

Por otro lado, cuando los empleados se sienten respaldados y cuidados y, EN COHERENCIA, la remuneración que reciben por lo que hacen es acorde, es obvio que se desarrolla un sentido de pertenencia y una conexión emocional con la Organización, lo que favorece la fidelización del talento.

Además, la salud financiera es una dimensión más de la salud integral. Es una vía más del bienestar del empleado con impacto brutal a nivel mental y físico cuando no está en equilibrio. Promover El bienestar financiero en las Organizaciones favorece el equilibrio saludable entre trabajo y vida personal, mejorando con ello la calidad de vida de los colaboradores.

Por último, el bienestar financiero puede ayudar a reducir costes en la Organización. Por un lado, porque se reduce la posibilidad de adelantos salariales o préstamos; y, por otro, porque reduce el absentismo y los costes derivados de esto.

El Bienestar Financiero no es nuevo

No. No lo es. Existen muchas medidas integradas en las Organizaciones desde hace años que favorecen este bienestar. Fue en 2019 la primera vez que escuché a una conocida empresa de seguros hablar de esta especialidad.

Lo que quizás sí sea nuevo es colocar al Bienestar Financiero como una de las patas indiscutibles en cualquier Plan de Bienestar Organizacional, dotarlo de contenidos, presupuestos y de actuaciones y medir sus resultados.

Éstas son algunas de las medidas que ya se llevan a cabo en cientos de Organizaciones:

  • Educación financiera. ¿Tienes charlas y talleres en tu empresa? El objetivo es dotar a los empleados las herramientas y los conocimientos necesarios para que comprendan cómo manejar sus finanzas de manera efectiva. Suelen abordarse temas como presupuesto, ahorro, inversión y gestión del crédito. Cuanto más conocimiento tengan los empleados, mejor podrán tomar decisiones financieras.

  • Beneficios financieros. Además de los beneficios tradicionales, son opciones que ayudan a mejorar la situación financiera de los empleados: asesoría financiera, programas de ahorro automático, seguros de vida o salud, descuentos en productos financieros o incluso contribuciones de contrapartida para sus planes de jubilación.

  • Transparencia en materia financiera. Hay Organizaciones que promueven un entorno donde se habla abiertamente sobre el dinero. Hablar de salarios, beneficios y planes de jubilación no debería ser un tabú ni dar vergüenza. Conozco alguna, incluso, en la que el bienestar financiero es uno de los temas de los que se hablan con los empleados en los feedback semestrales. Es muy importante que cualquier empleado -no importa su rol o nivel- sienta equilibrio entre lo que hace y lo que recibe a nivel salarial y de otros beneficios.

Cuanta más transparencia hay en torno a las finanzas, mayor es la confianza y la sensación de seguridad entre los empleados.

  • Equilibrio trabajo-vida. Claro…, porque el Bienestar Financiero no se trata solo de dinero. También implica equilibrar el trabajo y la vida personal, aunque aquí pinchan algunas empresas que, si bien les dedican esfuerzos a los puntos anteriores, se olvidan de que su cultura valore la salud mental y el tiempo libre. Por ejemplo, ofrecer flexibilidad en horarios, promover pausas regulares, promover políticas de licencias y vacaciones justas y animar a la desconexión cuando no sea necesario son igualmente medidas que favorecen este bienestar.

Como ves, dedicarle esfuerzos y recursos al Bienestar Financiero es necesario y, además, se pueden poner en marcha actuaciones sencillas y realmente interesantes para tus colaboradores. Siempre insisto en que los mejores planes de bienestar no son aquellos complejos con decenas de dimensiones y centenas de actuaciones, sino aquellos que se ajustan a las necesidades reales de la Organización. Y esto requiere tiempo y saber escuchar a los empleados.

Cristina Jardón es Experta en Inteligencia Emocional aplicada a las Organizaciones y Bienestar Corporativo. Dirige el Programa Certificación en Bienestar Organizacional 360 que dirijo en la Sagardoy Business & Law School. Puedes encontrar más información en el enlace https://sagardoyschool.com/programas/especializacion-y-workshops/certificacion-bienestar-organizacional-360